Los momentos que marcaron a la Murga fueron positivos y negativos: las separaciones dejaron huella, en tanto esta expresión es un espacio colectivo. El momento en que Facundo Casco fue Director nos sirvió para ordenarnos vocalmente. La primera separación también nos marcó, porque se discutió la metodología de organización (de ahí se separó el grupo que formó la murga "La Clandestina"). Otro paso importante fueron los teatros, porque en ese lugar el público está pendiente exclusivamente de vos. Ahora venimos de una separación, que nos enriqueció, porque la pelea en las murgas, se da por una cuota de poder que en realidad no existe.
En la Venganza de los Pobres hay una parte personal que es la ropa y se la compra cada uno, aunque tratamos de ayudar a los que no tienen plata; y una parte colectiva, como por ejemplo, banderas, sonido, instrumentos, que sale de un pozo común, producto de las gorras, rifas, fiestas, teatros o contribuciones personales. Uno trata que el pibe gaste lo menos posible.
Nosotros dimos un taller en el Barrio Belgrano, en el que empezamos con diez pibes y terminamos con ciento veinte. Después no prosperó, porque los chicos tienen otras necesidades. Hoy vemos a algunos de ellos en otras murgas y es como haber sembrado una semilla. Lo que me queda de esta experiencia es el trabajo, ver que uno va formando gente y que a pesar de las separaciones muchos siguen haciendo lo que les enseñaste.
La murga en sus inicios era la forma de expresar la crítica desde el arte, cuando empezó la mayoría de sus integrantes eran militantes estudiantiles. Hoy, todavía seguimos siendo, desde lo cultural, un espacio de resistencia. La murga también es lo que a cada uno le pasa en cada momento.
Eduardo Ferrer/ David Akerman
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