"Hoy, en Mar del Plata, cada murga tiene su identidad, todas tienen un grado de compromiso diferente con la realidad social, con la política. Para nosotros la murga es la voz de la sociedad, la voz del “laburante” cantada en estos tiempos. Hay compromiso con la sociedad, con la justicia social. Es una herramienta que permite tomar conciencia, pero no solo de lo social, también de lo cultural, de lo histórico".
"La Venganza de los Pobres es una murga comprometida con el entorno que le da vida. Tiene una identidad propia construida a través del respeto a su historia (hace ocho años que nació) y a los valores que sirvieron para construir la misma identidad. Respetamos una estructura: tocamos con bombos, zurdos, repiques y redoblantes; las mujeres bailan separadas de los varones; la banda no usa mangas en sus levitas, en definitiva, todo eso es parte de la identidad, al menos en su parte visible. Es distinta a las murgas de Mar del Plata desde lo artístico. Todo lo demás, que es dinámico, tiene posibilidades de cambiarse, cualquiera, aunque no sea director, puede aportar una letra, una música o nuevos pasos".
"Algunos ensucian una experiencia cultural que es la murga. Yo no tengo ningún problema con las personas que están en las murgas. Me molesta que algunos utilicen esos espacios para lucrar. Algo que potencialmente puede servir para nuclear pibes, para sacarlos de consecuencias negativas termina achicándose a un grupo que comparte vicios bajo los colores de una murga. No debería ser así. El espacio murguero da para otras cosas, relacionadas con lo creativo y lo cultural".
"Uno no puede permitir que un pibe fume un “porro” en el ensayo de la murga, nosotros, por tener esa política, somos considerados una “murga careta”. No le decimos al chico “no te drogues”, pero que le quede bien en claro que durante las dos horas de ensayo no lo tiene que hacer. Eso le genera una limitación, porque tiene que adaptarse a las reglas, o sea que la murga puede potenciarlos para bien o para mal, depende de cómo se defina la convivencia en ese espacio. Acá no se fuma, ni se drogan que quede bien en claro. Cuando se generaron problemas de esa índole, la separación se decantó sola, fueron distintos procesos grupales, más o menos violentos".
"En algunas separaciones, se ha dicho que la motivación fue artística, ciertos casos de este estilo son verdaderos, otros no. Personas que se fueron de la murga, entendieron con el tiempo la identidad de nuestro espacio y terminaron respetándolo o retornando".
"La murga no es un espacio de contención, para tener a los chicos encerrados, en todo caso es un espacio de revolución, donde le permitís que expresen un montón de cuestiones hacia fuera y ellos eligen quedarse en ese lugar".
Eduardo Ferrer y David Akerman
No hay comentarios:
Publicar un comentario